Thursday, December 21, 2006

La capa

Algunas veces pude andar con piel de gato, muy erguida, casi infranqueable. Con una de esas sonrisas que las mujeres odian y los hombres aman, con un vacío en el estómago capaz de hacerme escupir fuego, algunas veces. Es posible que esto me diera fama, o me la cambiara...es posible. Pero hoy atravesé aquella puerta para sudar todo lo peligroso que una persona es capaz de ser, quedé inofensiva, dichosamente inofensiva. Llegué a creer que mi osadía era una enorme capa de protección que me complacía en lucir, había algo de excitante en ponérmela y saber que no había nada debajo; hoy puedo decir que fue profundamente placentero quitarmela por completo; aunque mañana la luzca de nuevo con un fuerte cierre. Estaba tan ocupada sufriéndote que me había olvidado de que afuera hay gente más importante que vos y yo, que es sinceramente feliz.

No te preocupés, no vuelve a pasar.