No hay nada debajo. El único calor viene de la insistencia de los aparatos eléctricos sobre la cama. Acá, en la pequeña oscuridad donde nadie duerme, la dinámica tiempo-espacio ya no existe. (Afuera se oyen reptiles besándose) Después de varios días de agitar la almohada, de reírse en silencio poniendo caras distintas a los recuerdos de la gente; ya no estamos acá, ni vos ni yo; ni la atractiva lagartija que sos a esta hora de la madrugada en que no estás. Talvez la reencarnación sí existe y ni siquiera yo soy yo ahora; probablemente sea un vegetal quieto que arrancan y vuelve a crecer por culpa del karma. Seguramente sí existe y por eso me ves con los ojos grandes y te brilla la piel escamosa y verde. Por eso caminás en todas direcciones sin acercarte lo suficiente para que esos ruidos se conviertan en el coqueteo de una lengua diminuta, partida en un surco a la mitad.
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1 comment:
(shishsssssssshhhhhhzzzzz)
forma en que las lagartijas decimos que te amamos
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